Cada planta es un mundo y las suculentas, aunque fáciles de cuidar, son un mundo aparte. Recuerda comprobar si tu suculenta es de interior o de exterior antes de plantarla, para asegurarte de que le están dando los cuidados que necesita.
Las suculentas, también llamadas plantas crasas, son plantas especializadas en almacenar agua y, por lo tanto, en general, las necesidades de riego de suculentas suelen ser inferiores a las demás plantas.
Sin embargo, eso no significa que no se deban regar nunca, sino que debemos hacerlo bien y cuando lo necesiten.
Cómo regar las suculentas en invierno
Al ser plantas muy sensibles al exceso de humedad, se recomienda limitar el riego en invierno. Será suficiente con regar una vez al mes o incluso una vez cada mes y medio.
En ese momento tendremos el cuidado de regar la tierra, evitando el contacto del agua directamente en las hojas para que no se queden húmedas.
Si vivimos en una zona muy húmeda o lluviosa, o bien si se esperan lluvias en los próximos días, debemos plantearnos si merece la pena regar las suculentas o no. A menos que la tierra esté muy seca y la planta necesite ser regada, es preferible esperar.
Cómo proteger a mis suculentas de la lluvia
Podemos regar más o menos, según las necesidades de nuestras suculentas, pero no podemos controlar la cantidad de lluvia que cae. La lluvia puede darnos problemas y llevar al pudrimiento de las raíces por exceso de agua.
Podemos proteger la acumulación de agua en las raíces con un sustrato adecuado y utilizando corteza de pino como acolchado.
Pero también podemos evitar que el agua caiga sobre la planta usando un paraguas que proteja tanto los tallos como las hojas. Proteger las suculentas de la lluvia va a evitar que se acumule una cantidad no controlada de agua.
Un simple plástico transparente bien posicionado hará el paraguas que necesitamos.
Por qué mi suculenta tiene las hojas blandas y cómo solucionarlo
Si hemos regado demasiado nuestras suculentas, veremos como sus hojas se vuelven blandas. Ganarán, además, una textura muy característica de exceso de humedad, algo “gomosas”. Su color se volverá más amarillo y poco a poco se verán casi translúcidas.
Si no solucionamos el problema de humedad a tiempo, tanto tallos como hojas adquirirán un color de marrón oscuro hasta negro.
A medida que se van dando los cambios, se hace más y más difícil solucionarlo, así que debemos estar pendientes y poner manos a la obra lo antes posible.
Lo primero es, en caso de exceso de agua, no regar más durante unos días y colocar nuestras suculentas en una zona poco húmeda de la casa, de preferencia con bastante luminosidad.
A medida que se seca la tierra, tendremos que observar como sus hojas van ganando color y tersura. El riego debe ser evitado hasta que la tierra esté seca y la planta recuperada, pero si tenemos dudas podemos utilizar un palillo para comprobar la humedad del sustrato.
Esta técnica consiste en introducir un palillo de madera en la tierra y sacarlo para observar como sale. Si sale sucio, con tierra adherida, nos indica que aún tiene bastante humedad. Es cuando el palillo sale limpio que debemos volver a regar, ahora con moderación.
Puede pasar que, incluso pasados unos días, nuestras suculentas sigan con ese aspecto poco saludable que nos puso en alerta. Si es así, debemos proceder a una revisión de raíces.
Un exceso de agua ha podido pudrir las raíces y, sin raíces sanas, la planta no puede recuperar debidamente. Aunque el invierno no sea el momento ideal para trasplantar las suculentas, si las raíces están en mal estado no tendremos otra opción.
Es este caso, retiraremos toda la tierra con mucho cuidado y cortaremos las raíces que se vean muy dañadas. Luego debemos trasplantar la planta y aguardar unos días sin regar, permitiendo que se sequen las raíces que quedaban sanas.
Solo en este momento podemos volver a regar, siempre con atención para evitar exagerar en la cantidad de riego.
Cómo salvar una suculenta seca
Si bien el problema más común es el exceso de agua, puede suceder que nuestras suculentas sufran por la falta de agua y se sequen.
Una suculenta seca tendrá las hojas quebradizas y arrugadas. Cuanto más arrugadas estén las hojas, más difícil será salvar la planta aunque, por lo general, es más sencillo salvar una suculenta con falta de agua que una con exceso de riego.
En caso de tener una planta seca, debemos regar adecuadamente lo antes posible.
Para hacerlo, si la maceta tiene agujeritos que sirvan para drenar el agua, podemos colocar la planta en un cubo con agua durante 5 a 10 minutos y dejar que absorba la cantidad que necesite.
El riego debe ser siempre por la parte inferior, sin humedecer las hojas.
Una vez que la planta haya absorbido el agua, se coloca en su sitio, de preferencia en una zona soleada y sin cambios bruscos de temperatura.
Cuando tenemos las suculentas en un recipiente no adecuado, sin drenaje en la zona inferior, el riego es más complicado de adaptar. Se debe regar el sustrato lo suficiente para que todas las raíces tengan contacto con el agua, pero sin llegar a exagerar para que no quede agua estancada.
Una buena forma de hacerlo es sintiendo cuando empieza a ganar peso y dejar de regar en ese momento. Conseguir alcanzar un conocimiento que nos permita sentir el peso ideal de agua no es fácil y requiere experiencia.
Si nuestro macetero no tiene los agujeros inferiores, es preferible encontrar otro o hacer unos pequeños agujeros en la base para drenar.