Proteger las rosas de la lluvia: consejos fáciles y eficaces

Todas las plantas necesitan agua y las rosas no son menos. Sin embargo, si en verano el mayor problema es la rápida evaporación y la consecuente necesidad de regar con frecuencia, en las estaciones lluviosas, el exceso de agua supondrá un problema para nuestras rosas si no tomamos precauciones.

Hay precauciones que se pueden tomar en el mismo momento en el que caen las primeras gotas, pero la mayoría necesita algún tiempo de preparación y planificación, por lo que es preferible empezar con los cuidados antes de la llegada del tiempo invernal.

¿Cómo proteger las rosas de la lluvia?

Para proteger las rosas se recomienda no regar si se espera lluvia, colocar una zanja de corteza de pino alrededor, y utilizar paraguas o pérgolas en el caso de lluvias torrenciales. De esta manera, se evita el exceso de agua en las raíces, y que las gotas que caen con más fuerza dañen la planta.

¿Por qué la lluvia puede ser perjudicial para las rosas?

Proteger las rosas de la lluvia tiene dos propósitos muy claros:

  • Evitar la acumulación de un exceso de agua que podrá pudrir las raíces o que se congelen si, además de la lluvia, las temperaturas bajan demasiado.
  • Proteger la planta de la fuerza con la que caen las gotas de agua, capaces de destrozar un rosal, principalmente si hablamos de lluvias torrenciales o incluso granizo.

Proteger nuestras rosas cuando el clima es severo permitirá que florezcan con fuerza y bonitas llegada la primavera pues habrán superado la estación más delicada y su estado de hibernación sin daños.

Sistemas para proteger las rosas de la lluvia

Regar solo si necesario

Quizás este consejo sea el más conocido, pero nunca está de más recordar que un exceso de agua puede ocasionar daños en las raíces de las plantas y hacer peligrar su bienestar.

Lo ideal es tener en cuenta las previsiones meteorológicas y evitar regar si se espera lluvia intensa.

Con más humedad en el ambiente y menos calor que aumente la evaporación del agua, las necesidades hídricas se verán disminuidas.

Si le sumamos el aporte de agua por las posibles lluvias, nos daremos cuenta de lo fácil que es ahogar nuestras rosas y que se pudran sus raíces. Una vez se pudran las raíces, salvar el rosal será más complicado.

La corteza de pino

Si vivimos en una zona muy lluviosa, planificar el jardín con antelación es una ventaja. Pero si no lo hicimos, todavía estamos a tiempo.

Cava una zanja alrededor de la planta y llénala de corteza de pino para estar protegiendo las rosas de un exceso de agua.

La corteza de pino favorece el drenaje y evita que las raíces se pudran. También la gravilla es un excelente material para poner alrededor de un rosa.

Paraguas de plástico

Si el problema de la lluvia no es tanto el exceso de agua en las raíces, pero la fuerza con la que cae directamente en cima de nuestras rosas, un paraguas de plástico puede ser la solución que buscamos.

Cuando tenemos las plantas en maceteros es posible desplazarlos a locales más protegidos, pero si las tenemos en el jardín no será posible. Poner a cubierto la planta es una solución para proteger toda la parte aérea.

Existen plásticos específicos en el mercado bien como pérgolas o invernaderos que pueden servir de refugio a nuestras rosas. Sin embargo, también es posible preparar un refugio con cualquier plástico que se pueda tensar y no retenga agua (y que se puede caer después toda juntar y dañar aún más). Incluso podemos utilizar un verdadero paraguas si conseguimos estabilizarlo justo encima de nuestro rosal.

Para cualquier opción a la hora de crear un paraguas, es importante dejar que entre aire para ventilar.

Evitar los daños causados por las fuertes lluvias hará que el rosal florezca más fuerte en la primavera y, si ya empiezan a abrir las primeras rosas, evitaremos que pierdan sus pétalos por la fuerza de la lluvia.

Adaptar el sistema de protección a la situación

Debemos tener en cuenta que la protección que daremos a nuestras rosas siempre se deben adaptar a la situación.

No es lo mismo si las tenemos en una zona totalmente expuesta a los factores ambientales o, en cambio, están cerca de árboles y, por lo tanto, más protegidas de las lluvias torrenciales.

Tampoco podemos hacer lo mismo si tenemos un pequeño rosal o, en cambio, nuestras rosas se extienden por una superficie mayor.