Exceso de lluvia en el huerto: cuándo es demasiada agua

Al cuidar de un jardín o huerto hay algunos principios básicos que no se deben olvidar. Uno de ellos es el riego adecuado, sin encharcar las raíces ni dejar que las plantas se sequen.

Sin embargo, si bien podemos controlar la cantidad de agua que utilizamos en el riego y adaptarla a las condiciones ambientales y necesidades de las especies, no es igual de sencillo medir ni controlar la cantidad de lluvia que cae en nuestro huerto.

¿Qué pasa si la lluvia es excesiva?

Un exceso de agua, si no es solucionado a tiempo, puede producir daños a las plantas. En el huerto, el suelo contiene los nutrientes que las especies necesitan para su desarrollo y las lluvias, sean abundantes, fuertes o repetitivas, pueden hacer que esos nutrientes se pierdan por arrastre y que el sustrato pierda fertilidad.

De igual modo, ese exceso de lluvia puede modificar el pH de la tierra y alterar el equilibrio que la planta necesita para mantenerse en un buen estado.

Pero el problema de la lluvia no se limita a los cambios en las características del sustrato. Si el suelo no drena adecuadamente, el agua de la lluvia quedará estancada, las raíces de las plantas se pudren y dejan de cumplir su función. Es lo que se conoce como asfixia radicular y lleva a la muerte de la planta si no se soluciona a tiempo.

¿Es posible que llueva demasiado para nuestro huerto?

El agua de la lluvia es la forma de riego más natural para las plantas. De hecho, lo que hacemos habitualmente al regar es proporcionar a las plantas el agua que no les llega a través de la lluvia.

Habitualmente, el riego se hace cuando el tiempo está seco y no hay previsión de chubascos, contando también con la humedad del aire que evita la evaporación de agua de la tierra. Por ese motivo, los riegos son más abundantes en verano.

Si llueve mucho en un corto periodo de tiempo o si lo hace de forma constante durante varias horas o incluso días, la tierra podrá tener dificultad en drenar el exceso de agua, siendo demasiado riego para nuestro huerto y provocando el encharcamiento.

Para saber si hay un exceso de lluvia hay que prestar atención a las señales que nos dan las plantas y, en caso de que así sea, buscar soluciones para evitar que el problema se mantenga en el tiempo. De igual modo, se puede prestar atención a la tierra y evitar acumulaciones de agua que indican un mal drenaje o un suelo con zonas menos elevadas dónde se propicia la acumulación.

Cómo detectar si las plantas están recibiendo demasiada agua

Hay determinadas señales que indican que las plantas de nuestro huerto están recibiendo demasiada agua. Darse cuenta a tiempo nos permitirá solucionarlo antes de que sea tarde.

Las primeras señales se pueden observar en las hojas. Las hojas inferiores empiezan a amarillear y van tomando tonalidades más oscuras hasta quedarse marrones.

No pasa en todas las hojas al mismo tiempo, así que, al observar los primeros cambios de color, es posible empezar a poner solución.

A medida que el sufrimiento de la planta aumenta, se irá debilitando su estado general. En ese momento se empezarán a caer las hojas y las flores, si las tiene. La base del tallo se estrechará y dejarán de crecer nuevos brotes.

Siendo algo que sucede de forma más lenta, no será tan visible como el cambio de color de las hojas. Estas señales se irán agravando hasta que la planta se seque totalmente.

A nivel del sustrato, también es posible observar cambios. Con el riego excesivo, el sustrato se verá más compactado y puede empezar a adquirir un tono verdoso. Al introducir un dedo en la tierra, se notará enseguida la humedad.

Las señales de exceso de riego son muy similares a la falta de agua. Hay que conseguir diferenciarlas teniendo en cuenta la cantidad de agua que ha llovido y, si necesario, comprobar tocando la tierra.

Cuando el sustrato está húmedo se adhiere a los dedos o al utensilio que se utilice para comprobarlo, mientras que si está seco no habrá restos de tierra adheridos.

¿Qué hacer para evitar el exceso de lluvia?

Evitar eficazmente el exceso de lluvia requiere alguna planificación y un trabajo previo a la llegada del problema. Según el tipo de huerto, hay soluciones más o menos prácticas y todos los detalles se deben tener en cuenta.

Aparte, llegado el momento, hay algunas acciones que se pueden llevar a cabo para minimizar el exceso de agua puntual que pueda venir de una tempestad no habitual, por ejemplo.

Reconocer el clima de la zona nos permitirá adaptar el terreno a las lluvias esperadas. En una zona en la que la lluvia es abundante, es imprescindible pensar en el mejor método para el drenaje del agua, intentando evitar la pérdida de nutrientes.

Un sustrato adecuado y situar el huerto en una zona que se pueda proteger fácilmente de las lluvias fuertes será una opción a considerar.

También prever las dificultades que podrán surgir es algo a tener en cuenta. Si nuestro huerto está en una mesa de cultivo o en macetas, podemos evitar el exceso de lluvia moviendo las macetas o colocando un plástico que no permita la entrada de agua.

Sin embargo, si es un huerto de grandes dimensiones, encontrar la solución adecuada no se puede dejar para el último momento. Cuanto mayor sea el huerto, mayor planificación requiere.

En los huertos grandes, contar con árboles puede ser una solución. Las copas de los árboles minimizarán la llegada del agua al sustrato de forma rápida y sus raíces evitarán el arrastre de nutrientes.

Con las grandes dimensiones, es más complicado preparar el terreno de forma periódica para las lluvias, principalmente si es un año más lluvioso de lo habitual. Sin embargo, dada la imposibilidad de proteger toda la zona con lonas, encontrar soluciones para conseguir un buen drenaje es realmente necesario.

Nivelar y airear el suelo, bien como crear pequeñas lomas en la zona de plantación ayudará a evitar problemas de agua en el futuro.

En cambio, si el huerto es de un tamaño más reducido, se puede proteger creando un esqueleto de alambre en el que se colocará una lona fuerte en caso de lluvia.

De esta manera, es posible evitar que la lluvia cause estragos en la plantación. De igual modo, se pueden utilizar las mismas soluciones que funcionan en un huerto grande.

Otros problemas causados por la lluvia en el huerto

Que una cantidad de agua procedente de la lluvia pueda ser un problema está claro, sin embargo, ese no es el único problema que la lluvia puede causar.

Una lluvia demasiado fuerte puede provocar daño en las partes aéreas de las plantas. Cuando el daño se localiza apenas en algunas hojas, eliminarlas es suficiente para ayudar en su recuperación.

Sin embargo, si el daño alcanza mayores dimensiones, llegando incluso a romper el tallo, recuperar la planta puede ser prácticamente imposible.

El viento junto a fuertes lluvias puede agravar más el problema. Las plantas se inclinarán y podrán ser arrancadas de raíz. Por un lado, el agua puede desplazar la tierra y dejar una pequeña cantidad que no sea suficiente para mantener la planta estable.

Si, además, se añade la fuerza del viento, la planta puede verse arrancada de la tierra y los daños dependerán del tiempo que pase hasta que se solucione.

También el granizo puede suponer un fuerte problema a la hora de mantener nuestro huerto en perfectas condiciones. Esta precipitación de pequeñas bolas de hielo provocará daños considerables en el huerto.

La amplitud de los daños va a depender del tiempo y del tamaño del granizo, bien como de las posibles protecciones que el huerto tenga. Las plantas de pequeñas dimensiones se verán muy afectadas, pero también los frutos o verduras que puedan existir se pueden echar a perder.

Siendo algo que no siempre se puede esperar, proteger el huerto del granizo no es tarea sencilla. En este caso, habrá que supervisar los daños enseguida para intentar solucionarlos antes de que sea tarde.

Tener árboles en el huerto puede servir de protección, incluso más eficaz que los plásticos o lonas que se romperán fácilmente.

Las heladas son otro posible problema para el huerto. Aunque sea por temperatura y no por exceso de lluvia, el hecho de que las plantas se encuentren húmedas o mojadas va a favorecer que se hielen y sufran quemaduras por esa capa de hielo que se forma en la superficie.