Lo normal es que cuando compramos un frutal lo hagamos en una tienda de jardinería y que el árbol ya tenga un cierto porte, aunque aún le queda mucho por crecer y para que nos dé frutas.
En cuanto lo plantamos nos entra el ansia por verlo estirarse y engordar, y aunque no hay milagros, sí que existen algunos trucos con el fin de que el árbol tarde menos en engrosar y en producir fruta.
Si quieres saber cuál es el frutal que crece más rápido, te lo contamos en este otro artículo.
¿Qué se puede hacer para que tu árbol frutal crezca más rápido?
Para hacer crecer rápido un árbol frutal se debe abonar anualmente en primavera, regar con frecuencia según las necesidades de cada especie, podar cada año en otoño o invierno, y tener controlado el pH del suelo.
Abonar es fundamental
Un árbol frutal necesita nutrientes con el fin de crecer, quizá más que otro tipo de plantas, ya que se ha seleccionado para que produzca cuantas más frutas mejor.
De esta manera, hay que abonar todos los años y lo adecuado es hacerlo más o menos en la primavera, que es el momento en el que se “despierta” después del invierno y cuando va a crecer gracias a las buenas temperaturas y al sol.
Sobre el abono a elegir vamos a tener varias opciones, tanto naturales como algunos más artificiales que no gustan a todo el mundo.
Empezando por los naturales, podemos escoger cualquier abono orgánico que tengamos a mano, del tipo del estiércol de vaca, cabra, oveja, caballo, etc. También nos vale el de ave, que se conoce como gallinaza o palomina, pero este es mejor evitarlo porque es muy fácil pasarnos de cantidad y dañar al árbol.
Otra opción es comprar abono en una tienda, o incluso pedir a algún agricultor que tenga frutales que nos venda un poco y nos explique la dosis que hay que echar, pues en el caso de estos abonos un exceso sería fatal.
El agua es lo que hará que crezca
Regar a menudo es lo mejor si queremos ver a nuestro frutal creciendo de forma acelerada, siempre de acuerdo con los requerimientos de cada especie, aunque estos árboles requieren de cantidades elevadas.
Durante las épocas de calor habrá que regar al menos tres veces por semana, pero no pasa nada si lo regamos alguna más, ya que nos daremos cuenta de que la tierra absorberá el agua que pongamos rápidamente.
De hecho, en los cultivos profesionales de frutales suelen tener puestas gomas con goteros que los riegan a diario, así que podemos hacer lo mismo, aunque si solo poseemos algunos árboles no es necesario.
Crear un alcorque también ayuda, un espacio alrededor del frutal con el fin de que cuando echemos agua esta se quede en el árbol y no vaya a los alrededores, favoreciendo que salgan las malas hierbas.
Hay varias maneras de hacerlo, pero es tan fácil como cavar en redondo generando una especie de depresión circular que mantendrá el agua ahí hasta que el árbol la vaya absorbiendo.
Hay que cavar las malas hierbas
Tenemos diversidad de opiniones sobre las malas hierbas, ya que hay una forma de cultivar llamada “permacultura” que dice que no existen malas hierbas y que hay que dejarlas debido a que evitan que el suelo pierda humedad y además lo nutren.
En nuestro caso, lo mejor que podemos hacer es cavarlas y eliminarlas, porque debido al abonado y al agua saldrán muchas, las cuales terminarán compitiendo por el agua con nuestro árbol.
Cavándolas conseguimos que tanto el agua como los nutrientes vayan solo al frutal, y además “esponjamos” el suelo, facilitando la infiltración del agua cada vez que regamos.
Si no queremos cavar tanto podemos usar herbicida, que las eliminará y evitarán que salgan, aunque si únicamente tenemos un árbol (o incluso unos pocos) es mejor no emplear tóxicos y quitar las hierbas con la azada.
Hay que podar en otoño o en invierno
Nunca hay que olvidar que el objetivo a la hora de plantar un árbol frutal es que engorde y dé fruta, de forma que la estética siempre debe quedar en un segundo plano.
De esta manera, en el otoño o en el invierno hay que llevar a cabo la poda, aprovechando que el árbol está parado, y para ello lo mejor es ver algún tutorial de los muchos que hay en Internet.
Se trata de quitar ramas viejas, torcidas, secas, y de abrir el interior del árbol para que entre el sol y el aire, lo que favorecerá que crezca y las frutas maduren, puesto que una vez desprovisto de ramas sobrantes empleará su energía en crecer y engordar.
No debe darnos miedo hacerlo nosotros mismos ni las críticas, ya que lo cierto es que si le pedimos consejo a podadores profesionales, todos nos dirán algo distinto, pues no existe una manera única de llevar a cabo una poda.
Debemos adaptar el pH del suelo
Cada tipo de frutal tiene unos requerimientos distintos, de manera que unos pueden darse mejor en suelos ácidos, otros en los neutros y hay especies que los querrán alcalinos.
Conocer el pH del suelo es muy sencillo, ya que incluso venden unos medidores muy económicos, que se clavan en el suelo y mediante una aguja nos indican el pH y también la humedad, lo que nos viene bien para saber cuándo regar.
En el caso de que tengamos suerte el suelo y los requerimientos del frutal coincidirán, pero si no lo hacen no hay que preocuparse, pues podemos adaptar la tierra.
Si el pH es alto o alcalino y hay que bajarlo, es posible añadiendo fertilizante nitrogenado regando de inmediato, o también usar quelatos de hierro en dosis de unos 100 gramos por árbol.
Cuando el pH es demasiado bajo y hay que subirlo. Lo podemos hacer con caliza molida, que se puede comprar en una tienda de jardinería y la esparciremos de acuerdo a las instrucciones que nos dé el fabricante.
Estas mediciones siempre es mejor hacerlas antes de poner el frutal, con el fin de ir acondicionando la tierra poco a poco, para que cuando lo pongamos tenga el pH correcto y engorde con celeridad.
De todas maneras, se pueden llevar a cabo después de plantarlo y es bastante común, pues en ocasiones las mediciones se hacen cuando nos damos cuenta de que el frutal no engorda como debería, a pesar de que le estamos dando todo tipo de cuidados.